Los Mataos es una Asociación Gastronómica fundada en 2012 que celebra cenas en restaurantes con todos sus miembros el segundo viernes de cada dos meses.
domingo, 15 de diciembre de 2013
Estrenamos blog con una cena en el Bocanegra de Mérida el 13 de diciembre de 2013
Queridos todos, el Club Gastronómico "Los Mataos" es una asociación fundada en 2012 por un grupo de amigos, conocidos algunos desde hace más de treinta años, cuya finalidad es celebrar una cena amistosa y agradable el segundo viernes de cada dos meses en un restaurante que dos miembros del club eligen en secreto, seleccionando el menú con el que sorprenderán al resto de socios. En la cena del pasado viernes 13 de diciembre de 2013, decidimos consensuadamente iniciar un blog (que posiblemente tenga continuidad en otras redes sociales) con el objeto de conmemorar cada reunión, al tiempo que sirva para realizar una crítica al menú degustado que corresponderá realizar a la pareja organizadora.
En esta primera entrada para el blog, el local que Antonio Campos y yo elegimos fue el "Bocanegra" de Mérida, sito en la Calle Calvario 60, de Mérida (Bocanegra), con el siguiente menú:
ENTRANTES
Revuelto
de Trigueros
Tartaleta
de cebolla caramelizada con queso de cabra
Patatas
con huevo e ibérico
1er Plato
Lomo de
Bacalao con pera caramelizada y alioli gratinado
2º Plato
Entrecot
de buey con reducción de pimientos verdes y patatas a la vainilla
Postre
Flan de
turrón de jijona y trufas
Bebidas
Bebidas
Vino
Tinto (Beronia,Señorio de Oran)Vino Blanco (Ommo,Valdequemao)
33 euros
por persona.
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| Restaurante Bocanegra |
El local es agradable y tuvimos la suerte de que nos dejasen un reservado donde pudimos explayarnos con nuestra habitual algarabía sin molestar demasiado (al menos eso espero) al resto de comensales que disfrutaban del restaurante.
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| Celebrando la cena en el reservado |
La atención fue magnífica y la continuidad del servicio inmejorable: no faltó vino, ni comida, la pausa entre los platos fue la justa, permitiéndonos proseguir nuestras conversaciones que se silenciaban con la llegada de la comida a la mesa, lo cual es muy buena señal.
La cena transcurrió como siempre, y previas cañas en un bar cercano, entre risas, comentarios y anécdotas de las últimas semanas, que en esta ocasión han sido muchas: hemos incrementado la familia y parece que la natalidad no dejará de subir en el grupo. La comida, en términos generales fue exquisita, (ojo, que esta es la impresión del que escribe, los demás se manifestarán -espero- con sus propias opiniones) y la relación calidad precio magnífica a mi parecer, sobre todo tras la desastrosa experiencia de la cena anterior (que podrán comentar quienes la organizaron si lo consideran oportuno con una nueva entrada, ya que la obligación de continuidad en el blog no es retroactiva).
Los entrantes fueron correctos, destacando la tarteleta que nos dejó un gran sabor de boca endulzándonos el paladar con la caramelización que iba fenomenal con el vino que nos ofrecieron que finalmente fue el Beronia, ya que rechazamos por clamor popular cualquier alternativa, a pesar de que la incluían en el menú. Tal vez a las patatas con huevos le faltó algún detalle que hiciese que el plato no quedase en algo excesivamente doméstico.
El lomo de bacalao estaba espléndido, fresco, se deshacía en la boca, perfectamente acompañado con la pera que contrastaba con el leve salado del bacalao. Si es posible poner alguna pega, aunque puede que alguien no esté de acuerdo, eché en falta algo más de salsa que nos permitiese untar con el pan porque realmente estaba exquisita.
El entrecot fue una sorpresa para quienes desconocían el menú que daban prácticamente por finalizada la cena. Tenía el tamaño justo, sin alardes, estaba en su punto y la reducción de pimientos y vainilla un auténtico descubrimiento que contrastaba perfectamente con una carne de calidad.
A pesar de ello, mi verdadero asombro fue el postre. Me confieso como un auténtico goloso, me encantan los dulces y humildemente debo decir que tras haber pasado por muchos restaurantes, es difícil sorprenderme en este apartado y sin embargo lo consiguieron. Realmente delicioso, un postre sencillo, sin pretensiones más allá de ofrecer un sabor dulce y limpio en el que el turrón contrastaba perfectamente con la trufa y el crujiente soporte de barquillo artesano como colofón a una cena magnífica que rematamos con café, mi té y licores.
Mi más sincera enhorabuena Bocanegra.
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| Los miembros del club tras la cena. |
Rubén Cabecera Soriano.
Mérida a 15 de diciembre de 2013.
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