sábado, 18 de abril de 2015

CERVECERÍA MUNICH

La gastronomía es comprendida en cierta medida como sustento diario de los cuerpos -y de los espíritus- que a la vez, según quién la practique, puede ser elevada a la categoría de arte y éste, como ha de ser según mandan los cánones, debe trabajarse con regularidad. Por ello nuevamente en la brecha, nueve miembros del Club acudimos prestos a trabajar una nueva experiencia culinaria que según el plan que nos habían preparado, contaba con una pizca de arte que logró sorprendernos a todos. Hasta el punto de que hubo un miembro del Club que no pensando tomar alcohol por imposibilidad farmacológica, al enterarse de la estrategia de ataque esa noche, decidió de inmediato cambiar de postura con cierto alivio.

Así las cosas tras realizar la convovatoria oportuna en el restaurante AYRE, donde pudimos esperar tomando unas primeras cañas con unos pinchos cortesía de la casa bastante decentes -en oposición a lo que se suele servir en otras barras de la ciudad- tomamos rumbo hacia la CERVECERÍA MUNICH, objeto del Club en la noche del viernes. Antes de entrar en materia es necesario matizar varios aspectos algo peculiares en esta cena.  Especiales por el histórico de locales visitados por el Club desde su fundación en el año 2012, y por un elemento que jamás había faltado en ninguno de los eventos realizados, que aquí no estuvo presente: ni visitamos un restaurante ni contamos con vino en la cena. Y nadie los echó de menos. Abundando aún más en esta cuestión, por una vez lo más importante no fue la comida. Así, sin que se nos fuera la sonrisa de la cara al enterarnos del plan, nos presentamos en una cata de cervezas artesanas alemanas y belgas en la Munich. Justo es también reconocer la buena labor a los organizadores del evento, el Sr. Presidente del Club, José Antonio Cabrera y Antonio Campos, que además de evitar filtraciones semanales prepararon una muy buena velada.

Hablemos del local. La cervecería es un lugar agradable, cada día más. A ello ayuda la sensación de que el tiempo camina más despacio en su barra degustando una buena cerveza y la decoración que va implementando el local, aumenta esta sensación día a día, dotando de más personalidad al sitio. Se encuentra situado en Nueva Ciudad, en una zona de fácil aparcamiento. No se trata de un lugar amplio y espacioso, sino más bien contenido, lo que a nuestro juicio no le resta encanto, sino que se lo añade. Poseen una carta de más de 100 variedades de cervezas de distintos países con tradición, lo que permite al degustador acudir en numerosas ocasiones sin tener que repetir cata. A todo esto debemos sumar un par de cosas más. Por una parte una carta de tapas y raciones muy popular, sin ambiciones que sobrepasen el oficio al que verdaderamente se dirigen, pero que lo complementa a la perfección y por supuesto, de una buena calidad y precio más bien contenido. Y por otra, el buen hacer de Miguelón y su gente, que nos hicieron sentir como si estuviéramos en nuestra propia casa.




Y ahora hablemos del menú. Se trató de una elaboración de precio muy contenido, 24 euros por persona, para lo que estamos acostumbrados -es cierto que no se trata de un restaurante- que estuvo conformado por la cata de cinco cervezas especiales y seis especialidades de su carta de comidas, una de ellas fuera de la carta habitual, el codillo, que eran servidas al centro. Es justo decir también que Miguelón en un ejercicio de correcto anfitrión, cuando ya dábamos por cerrada la cata, nos homenajeó con otra cerveza belga más que usamos como postre. Así pudimos cerrar el siguiente menú:

1.Andechs Spezial Hell. Cerveza alemana, tipo lager de 5,9 º.
-Jamón Ibérico de bellota.
2.Weihenstephaner Vitus. Cerveza alemana, tipo weizembock, trigo, 7,7 º.
-Queso de oveja curado.
3.Brugse Zot. Cerveza belga, tipo ale de 6 º.
-Salchicha especial alemana.
-Tosta de anchoa.
4.Brasserie D´Achouffe blond. Cerveza belga, tipo strong ale, 8 º.
-Pluma ibérica.
5.Cerveza tostada belga de 8 º. Debido al éxtasis acumulado, ninguno de los miembros del club fue capaz de recordar su nombre, aunque dejamos prueba gráfica de ella.
-Codillo de cerdo al horno.
6.Delirium Tremens Christmas. Cerveza belga, tipo strong ale ,de 10 º para cerrar.

En lo que se refiere a la calidad de las viandas nombradas, nada que objetar. Un jamón y un queso que nos sorprendió muy gratamente -el jamón coincidimos en que es de los mejores que hemos probado, por encima de algunos retaurantes-, una tosta de anchoa que cumplía perfectamente con su función de hacer de transición entre las cervezas de trigo y malta y unas carnes decentes para acompañar los platos fuertes de la noche, las cervezas de más graduación. Sólo un pero pondríamos a lo servido y es que el codillo, desde nuestro gusto, debiera haber tenido un golpe final de horno a todo gas. pero en líneas generales todo lo que se nos puso nos gustó.

En cuanto a las cervezas daremos por bueno y por reproducido todas las notas de cata que gentilmente nos explicó nuestro anfitrión y que aquél que esté interesado puede encontrar en una búsqueda fácil por internet. Diremos no obstante que nos sorprendió la baja presencia de carbónico en la Spezial Hell que hace que puedas beber sin sentirte saciado toda la que quieras -o puedas-; haber probado una de las mejores cervezas de trigo hasta la fecha con la Vitus; y volver con la memoria a las maravillosas tierras belgas con las deliciosas Zot, Chouffe y Delirium. Y añadir que Miguelón, además de recibirnos en la misma entrada mientras escanciábamos una jarra de cerveza y esperábamos a que se preparara nuestra mesa, estuvo con nosotros durante toda la velada cada vez que se nos servía una de las cervezas, dándonos unas breves explicaciones de la misma. Muy buen trato al cliente y buen conocimiento de su oficio, además de un servicio eficaz por parte de su gente. Unas imágenes de lo escrito hasta ahora.






Y de postre... 10 º.



Los miembros del club brindando por un nuevo arreglamiento generalizado del mundo.



En definitiva, una estancia más que agradable en este local que promete convertirse -si no lo es ya- en sitio de obligada peregrinación para todos los amantes de la buena cerveza en Mérida. Repetiremos sin duda alguna. Y esto fue todo, amigos. ¿Todo? Aún faltaba la guinda.


¡Salud!

Juan Antonio Aragón.